El Fracaso no es Fracaso


Hay ciertas tormentas en la vida de la persona que contribuyen a que la actitud se estrelle. Estas tres tormentas que trato son predominantemente internas, no externas. Son parte de nosotros y deben ser tratadas constructivamente para que traigan paz y produzcan una actitud sana.
El temor al fracaso
La primera tormenta interna es: el temor al fracaso.
Hemos tenido muchas maneras de enfrentarnos con eso. Algunas personas son tan determinantes que dicen: «Si no tienes éxito la primera vez, destruye toda evidencia de que lo intentaste».
Fracaso: Lo escondemos, lo negamos, lo tememos, lo desconocemos, y lo odiamos.
Hacemos todo menos aceptarlo. Por aceptación no quiero decir resignación y apatía. Quiero decir entendimiento que el fracaso es un paso necesario hacia el éxito. El hombre que nunca cometió una equivocación nunca hizo nada.
Me gusta leer las vidas de los grandes hombres. Una realidad constante en todos es que experimentaron fracasos. En efecto, la mayoría de ellos comenzaron siendo fracasando.
Cuando el gran pianista polaco Ignace Paderewsky decidió estudiar piano, su profesor de música le dijo que sus manos eran demasiado pequeñas para dominar el teclado.
Cuando el gran tenor italiano Enrico Caruso presentó su solicitud para aprender canto, el maestro le dijo que su voz sonaba como el viento que silbaba por la ventana.
Cuando el gran estadista de la Inglaterra victoriana, Benjamín Disraeli intentó hablar en el Parlamento por primera vez, los parlamentarios le pidieron que se sentara y se rieron cuando dijo: «Aunque ahora me siente, vendrá el tiempo en el que me oirán».
Henry Ford olvidó poner una marcha de reversa en su primer carro. Thomas Edison gastó dos millones de dólares en una invención que demostró ser de poco valor.
Muy pocos lo hicieron bien la primera vez. Fracasos, repetidos fracasos, son las huellas que hay en el camino hacia el éxito. La vida de Abraham Lincoln demostró que la única vez en que no se fracasa es cuando se hace algo y da resultado. Podemos y debemos «caer» e irnos de bruces hacia el éxito.
Aceptar el fracaso en el sentido positivo, es algo efectivo cuando usted cree que el derecho a fracasar es tan importante como el derecho a triunfar. La mayoría de las personas rara vez valoran su buena salud, hasta que se enferman. El experimentar los problemas nos da un gozo más grande en nuestro progreso si aceptamos el fracaso como un proceso importante para llegar a nuestra meta.
Es imposible triunfar sin sufrir
. Si tiene éxito y no ha sufrido, es que alguien ha sufrido por usted; y si está sufriendo sin tener éxito, tal vez alguien tendrá éxito por usted. Pero no hay éxito sin sufrimiento.
Unos años atrás, hablando en Dallas, hice una encuesta entre líderes de iglesias, preguntándoles: «¿Qué es lo que les impide hacer una gran obra para Dios? La respuesta general fue: «El temor al fracaso». Inmediatamente les hablé sobre el fracaso. Mi mensaje de clausura en una conferencia donde los pastores habían visto y oído historias de éxito, fue sobre: «fallas, fracasos y meteduras de pata». Todo el contenido de ese discurso de cuarenta y cinco minutos consistió en un relato de todos mis programas que habían fracasado. La audiencia rió histéricamente mientras confesaba abiertamente mis muchas equivocaciones. ¿Por qué? Había reconocido el fracaso y les había dado permiso para hacer lo mismo.
Reuben Welch, autor de En verdad nos necesitamos el uno al otro, dijo simplemente nos preocupamos de sobrevivir y conservar el status quo, defendemos una reputación que reprime el progreso y llega a ser autolimitante. Después de oír ese mensaje hice una placa que decía: «No tengo que sobrevivir solamente».
Nuestro Señor no sólo enseñó esta verdad sino que también la demostró. Dijo que morir, no vivir, era la clave para la efectividad (véase Jn 15.13). Demostró esta verdad en el Calvario. Se convirtió en un ejemplo visible de sus palabras. Ciertamente el «síndrome de supervivencia» no era parte de la vida de Jesús.
El apóstol Pablo lo entendió en su vida (véase Gl 2.20).
Tertuliano, un apologista del segundo siglo, se refirió al asunto de sobrevivir, durante los primeros años de la historia de la iglesia. Algunos cristianos hacían ídolos como profesión. Cuando habló con ellos le dijeron: «Debemos vivir». Tertuliano les devolvió la pregunta: «¿Deben ustedes vivir?» ¿Cuál era su punto de vista? Que es más importante obedecer a Dios que preocuparse de sobrevivir.
Tal vez las palabras de William Arthur Word nos animarán a no pensar en «sobrevivir» y por eso perder nuestro temor de fracasar:
Si usted es sabio, olvídese de la grandeza. Olvide sus derechos, pero recuerde sus responsabilidades. Olvide sus inconveniencias, pero recuerde sus bendiciones. Olvide sus propios logros, pero recuerde su deuda con los demás. Olvide sus privilegios, pero recuerde sus obligaciones... olvídese de la grandeza.
Corra el riesgo. Trepe y súbase a la rama donde está el fruto. Muchas personas están todavía abrazadas del tronco del árbol, preguntándose por qué no reciben el fruto de la vida. Muchos líderes potenciales nunca lo logran porque se quedan atrás y dejan que otro corra el riesgo. Muchos receptores potenciales nunca recibieron nada porque no dieron un paso fuera de la multitud y lo pidieron. Santiago nos dice: “No tenemos porque no pedimos”. En realidad no pedimos porque tememos el rechazo. Por eso no corremos el riesgo.
Reír es correr el riesgo de parecer tonto.
Llorar es correr el riesgo de parecer sentimental.
Acercarse a otro es correr el riesgo de involucrarse.
Demostrar sus sentimientos es correr el riesgo de demostrar su verdadero yo. Poner sus ideas, sus sueños, delante de la gente es correr el riesgo de perderlos. Amar es correr el riesgo de no ser amado. Vivir es correr el riesgo de morir. Esperar es correr el riesgo de desesperar.

El ABC para Amar su Trabajo!


Me desconcierta la gente que quiere jubilarse para sentarse bajo una palmera a observar el pasto crecer. Nosotros fuimos creados con el potencial para desarrollar un trabajo valioso y uno de los grandes placeres de la vida es la satisfacción de un trabajo bien hecho.

Sin embargo, hay millones de personas que no les gusta su trabajo. Existen más de 600 mil formas de trabajar y ganar dinero en nuestro país, pero las encuestas sobre satisfacción en el trabajo muestran que más del 50% de la gente que trabajo expresan que no les gusta su trabajo. Algo esta mal con esto.

He descubierto que amar el trabajo que tienes, o encontrar un trabajo que puedas amar depende de tres cosas. Las llamo el ABC para amar tu trabajo.

A - Associates (Personas valiosas con las te asocias en tu trabajo). Trabaja con personas con las que disfrutes estar.
Por años mis amigos me han oído presumir de las personas con las que trabajo. He tenido el privilegio de trabajar por años con hombres y mujeres que son maravillosos. Para mi el ir a trabajar es como ir a una fiesta, ya que mis mejores amigos estarán ahí.
Reconozco que no todo mundo tiene la clase de staff (personal) que yo tengo. La buena noticia es que siempre se puede desarrollar uno similar. Cuando hablo con líderes acerca de contratar personal, recomiendo buscar primero, la afinidad; segundo, el carácter y tercero, las habilidades necesarias. Si usted puede contratar alguien que le caiga bien y en quien usted pueda confiar, puede enseñarle las habilidades que requiera para el trabajo.
Respecto a su personal ya existente, no olvide que las habilidades de las personas pueden ser aprendidas también. Si usted esta dispuesto a efectuar la inversión, pede cultivar las habilidades en las personas ayudándoles a volverse la clase de gente que todo mundo quiere tener alrededor.

B - Belief (Creencia de que lo que hace vale la pena). Confíe que su trabajo es valioso y que realmente está haciendo algo bueno para los demás. No se trata solo de alcanzar el éxito en algo, sino disfrutar porque con su trabajo esta contribuyendo a lograr un mundo mejor.
Muchas personas pasan la primera mitad de su vida, en busca del éxito. Cuando el éxito no da la satisfacción esperada, la segunda parte de su vida la dedican a trascender, lo cual es más satisfactorio.
Si su trabajo no vale la pena para hacer este mundo mejor, sálgase de él y busque algo diferente. Aunque en muchas situaciones se puede encontrar la forma de hacer la diferencia en el trabajo. Si simplemente piensa en los demás.

C - Challenge (Reto de continuar superándose). Encuentre un trabajo lo suficientemente valioso que lo mantenga superándose por el resto de su vida.
Así como los zapatos pequeños lastiman los pies, trabajos pequeños lastiman el
espíritu de las personas
Si el trabajo que usted tiene no le ofrece la oportunidad de crecer, decídase a crecer de cualquier manera. Invierta en su desarrollo personal, desarrolle sus habilidades, tanto de liderazgo como interpersonales y técnicas. Se dará cuenta que toda organización le encuentra un mejor lugar para aquella persona que ha hecho de la superación una prioridad. Y si en su trabajo no se dan cuenta, la competencia lo hará. Recuerde esto cuando considere a los mejores en su trabajo. ¿Les está dando oportunidad de crecer? o alguien mas lo hará.
El encontrar placer en su trabajo o el evaluar porque falta este, se encuentra al considerar los ABC's:
A - Associates (Personas valiosas con las que te asocias para trabajar).
B - Belief (Creencia de que lo que hace vale la pena).
C - Challenge (Reto de continuar superándose)

Pagando el Precio


Oí hablar una vez de un hombre joven que, en su afán para llegar a la cima, fue a un millonario muy conocido para pedirle un consejo sobre cómo hacerlo.

"¿Cuál es la razón principal de su éxito?" preguntó.
"Trabaje muy duro", contestó el millonario.

Defraudado, el joven inexperto respondió, ¿Y cual es la segunda razón?

Nos causa gracia el deseo de este joven de obtener una fórmula rápida y fácil, pero su contestación plantea una pregunta mucho más seria para las personas que no están haciendo lo que a ellos les gustaría hacer:
¿Usted tiene la intención de pagar el precio para llegar
allí?
Usted no consigue un titulo pagando un precio de ganga. De hecho, el costo es a menudo mucho más alto que lo que muchas personas están preparadas para pagar.
Yo he visto cantidad de ejemplos de este tipo. Las personas se embarcan en nuevos proyectos con energía y entusiasmo, sólo para fracasar cuando comprenden cuánto esfuerzo tienen que hacer.
Si ellos hubieran evaluado el costo primero, si ellos hubieran investigado lo que les demandaría para hacerlos exitosos en esa área, en serio podrían haber ido en otra dirección. En cambio, vuelven adonde empezaron con gran descontentó y desilusión.
La manera de evitar que esto suceda es clara, evaluar el costo de hacer lo que le gustaría hacer antes de que empezar.


¿Donde esta la etiqueta del precio?

Aquí van simplemente unos items:

Trabajo duro No hay otra manera, usted no puede cumplir su sueño sin mucha sangre, sudor, y lágrimas, y quizá incluso un poco esfuerzo físico. Usted también podría tener que pasar tiempo, quizás grandes cantidades de tiempo, trabajando diligentemente en cosas que a usted no le gusta hacer para llegar finalmente a hacer lo que usted quiere.

Aprendiendo Alcanzar su sueño puede exigirle que usted adquiriera algunas nuevas habilidades, desarrolle habilidades existentes o alcance otro nivel. ¿Ha intentado consagrar el tiempo, dinero y energía a hacer que esto suceda?

La disciplina Esto lo enfoca y lo compromete a alcanzar su meta sin ser desviado y sin rendirse. El éxito no viene solo. Usted tiene que tener la intención de alcanzarlo, y eso lo da la disciplina.

El cambio A simple vista, esto no podría parecer como un precio significante. Después de todo, usted no se metería en este ejercicio si no desea un cambio en su vida. Aún así, todos nosotros sabemos, que el cambio no es fácil. Puede causar stress, ansiedad, incertidumbre, y una multitud de otras emociones un tanto incómodas.

La vitalidad emocional En el camino hacia la realización de eso que usted ama, va a tropezar y sin dudas pasará por algunas duras caídas. Cuando eso pasa, usted tiene que tener la fortaleza interna para levantarse, desempolvarse, y continuar. ¿Lo esta haciendo?

Como piensa usted acerca del precio que hay que pagar para hacer lo que usted quiere hacer, recuerde que los detalles especificos varían de trabajo a trabajo. Un camino podría requerir un costo más alto en el área de aprender, mientras otro podría tomar un alto costo en la vitalidad emocional. La única manera de averiguar con seguridad cuánto tendrá que pagar en cada uno de éstas y otras áreas es encontrar a alguien que lleve un gran tiempo haciendo lo que le gusta hacer y preguntarle por el costo.


Pregúnteles lo que ellos HICIERON para HACER lo que ellos HACEN.

El hombre joven en nuestra introducción, en parte, hizo lo correcto, él fue a alguien para pedir un consejo sobre cómo tener éxito. Tristemente, su contestación demuestra que no tenía la voluntad de pagar el precio. Pero no tiene que ser así para usted.

Ahora la pelota está en su campo de juego. Si usted sabe lo que quiere hacer pero no lo está haciéndolo todavía, detenga la fabricación de excusas y encuentre la salida. No espere hasta que todo sea perfecto para empezar porque nunca será todo perfecto. No lo aplace hasta mañana porque mañana usted será tentado para aplazarlo hasta el próximo día y así nunca lo hará.
Y cuando usted empiece, acuérdese estas tres verdades.


Hacer lo que usted quiere hacer sera diferente a lo que usted imaginó.
Será
más difícil de lo que usted alguna vez imaginó.
Pero, será mejor de lo que
usted alguna vez imaginó.


Yo puedo asegurarle que cuando usted este haciendo lo que realmente quiere hacer, no le costará ningún trabajo extra. Es divertido porque usted estará alcanzando su potencial y usted estará ayudando a otros a alcanzar el suyo.


Autor:
John C. Maxwell

Conferencista Internacional, especialista en Liderazgo, fundador del INJOY Life Club®

La insolvencia es la incapacidad de pagar una deuda


Durante todo el tiempo y en todas partes del mundo se ha vivido este fenómeno, y es posible que usted se encuentre insolvente ante alguna deuda que tiene pendiente. Hay países que se encuentran incapacitados para pagar sus deudas externas e internas, porque no disponen del dinero ó los recursos necesarios para cancelar sus déficit ante terceros.

Existen sistemas económicos que aún cuando parezcan ser los mejores, éstos no son perfectos, provocando hacia otros sectores el alto costo de la vida. El incremento de los precios en los productos y en la mercancía de consumo, muestra que el hombre aunque tenga buenas intenciones, posee un sistema económico y de vida imperfecto. De una u otra manera cada vez es más difícil poder vivir bajo el régimen de la moneda. La insolvencia va tomando un dominio acelerado en nuestros países, lo que implica que cada día, la tendencia es que seamos más insolventes antes los requisitos y las necesidades básicas para nuestra existencia en este planeta tierra.
El ser humano está en una constante lucha para no estar insolvente ante las necesidades básicas, pero hay otros que siendo solventes, que disponiendo de grandes riquezas, viven en una avaricia por poseer las cosas que pueden ver, a decir, las cosas creadas. ¡Que bueno sería, si el hombre luchara con esa misma avaricia, para poseer al Creador de todas las cosas, a Dios! No obstante ricos y pobres, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, están bajo la condición de insolvencia, ante el precio que hay pagar para tener la Vida Eterna. La Biblia dice: “Porque la paga del pecado es la muerte” Romanos 6:23 “Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3: 22-23 “No hay justo, ni aun uno” Romanos 3:10 Todo hombre tiene una deuda ante Dios por haber pecado, y se le pide que sencillamente cumpla con la ley establecida y la pague, es decir, tiene que morir, porque la ley de Dios lo establece. (Romanos 6:23) Si un pecador muere sucede que paga con su vida la deuda y será condenado a una eternidad sin Dios. Pero si un pecador se arrepiente y cree en Jesús, el cual murió en la cruz para pagar con su vida la insolvencia del hombre, tendrá la Vida Eterna, porque con su fe está diciendo que el Hijo de Dios murió por él, pagando una vez y para siempre toda su deuda la cual ya no tiene que volver a cancelar, porque Cristo la pagó. Jesús es el camino a la solvencia, Él ya pagó por ti.
No se trata de todo lo bueno que puedas hacer para ser salvo, se trata de que no hay dinero suficiente, no hay obra suficiente, y no hay esfuerzo humano suficiente; porque que no eres capaz para pagar la deuda, porque no cumples con el único y necesario requisito que es “no haber pecado”, es por eso que la salvación se hace imposible para el hombre cuando cree que el mismo la puede obtener. Pero la Biblia dice en Efesios 2: 8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” Jesús si podía pagar tu deuda, a diferencia de nosotros, porque Él pagó los pecados tuyos y no los de sí mismo, porque Él no tenía pecado, es decir, si Cristo hubiese pecado habría tenido que pagar por sus propios pecados, pero no fue así, Él pagó con su vida por tus pecados y por eso la muerte no lo pudo retener, porque en Él no había pecado, y por no haber pecado vence a la muerte.
La Biblia dice que todo aquel que cree en Jesús es más que vencedor, ¿Sabes por que? Porque creyendo en Jesús y teniendo fe en Él vivirás eternamente y para siempre, como lo dice su palabra, porque a través de Él te haces solvente y ya no eres deudor, porque Jesús pago la deuda por ti Es importante que entiendas que solo creyendo en Jesús tienes la vida eterna, que se alcanza por la fe, como lo dice Su Palabra (Efesios 2:8-9) Ahora solo te queda dar un paso para pasar de insolvente a solvente, de la muerte a la Vida Eterna, y es confesando que Jesús es tu único salvador y que solo a través de él, llegaras al Padre. Jesús le dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14:6) También dijo: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos”.
(Mateo 10:32-33) Si estás convencido de que necesitas a Jesús en tu vida, repite esta oración: “Señor Jesús, hoy me arrepiento de mis pecados, reconozco que Tú eres mi único salvador y que solo a través de Ti tendré la Vida Eterna, por favor inscribe mi nombre en libro de la vida, amén.” Si has decidido entregarle tu corazón a Jesús, te felicito, has tomado la decisión mas importante en tu vida. Te recomiendo leer la Biblia iniciando por el Evangelio según San Juan, y comiences a asistir a una iglesia Cristiana donde se predique el Evangelio de Jesucristo.